La agencia aeroespacial de EE.UU. confía en dos empresas privadas -Boeing y SpaceX- para acabar con la dependencia de los cohetes rusos para mandar misiones a la Estación Espacial Internacional
Los planes de la NASA de ‘subcontratar’ sus viajes a la Estación Espacial Internacional (ISS)están más cerca de ser una realidad. Esta semana, la agencia aeroespacial de EE.UU. presentó los avances de su Programa de Tripulación Comercial.
Fue el primer acto público conjunto con sus dos socios en esta aventura, las empresas Boeing ySpaceX. Ambas fueron seleccionadas el pasado mes de septiembre para desarrollar naves y sistemas seguros, fiables y eficientes para llevar astronautas a la ISS desde plataformas de lanzamientos estadounidenses.
Según la directora del programa, Kathy Lueders, “ambas compañías ya han conseguido hitos importantes”. Boeing contempla una prueba de lanzamiento abortada para febrero de 2017, seguido de un vuelo sin tripulación en abril de 2017 y un vuelo tripulado por un piloto de Boeing y un astronauta de la NASA en julio de ese mismo año.
El calendario de SpaceX lleva más adelanto: su primer lanzamiento abortado será dentro de un mes, y un vuelo abortado en algún momento de este año. El primer vuelo no tripulado será a finales de 2016 y la primera prueba con tripulación se prevé para comienzos de 2017.
El director de la NASA, Charlie Bolden, celebró el avance del proyecto: “Es un gran testamento del ingenio y el saber hacer estadounidense, y valida la visión que tuvimos hace algunos años cuando nos preparábamos para el final de los transbordadores espaciales”.
Ahorro de costes
El programa de transbordadores se cerró en 2011 y, desde entonces, la NASA ha tenido que depender de las naves rusas Soyuz para poner a sus astronautas en órbita. Una de las grandes ventajas del proyecto con Boeing y SpaceX -una de cuyas prioridades es proporcionar naves reutilizables, como lo fueron los transbordadores- será el ahorro de costes. Se calcula que llevar un astronauta a la ISS le cuesta a la NASA 71 millones de dólares, que van a parar a Roscosmos, la agencia espacial rusa. Con su nuevo ‘puente aeroespacial’, el precio por billete podría caer a entre 20 y 30 millones de dólares.
“No quiero volver a firmar un cheque para Roscosmos a partir de 2017”, dijo Bolden el pasado lunes, según la cadena NBC.
La reducción de costes podría tener un efecto más amplio que el de facilitar el trabajo a la NASA. “Las compañías podrán ofrecer servicios de transporte espacial a ciudadanos, compañías e instituciones, lo que podría convertirse en una nueva industria para el sector aeroespacial estadounidense”, dijo la agencia en un comunicado.
En el plano científico, las nuevas naves permitirán que la tripulación de la ISS se amplíe hasta siete astronautas estadounidenses o cosmonautas rusos, lo que se traduce en que se duplicará el tiempo disponible para desarrollar investigación: podrán hacerlo 80 horas a la semana, en lugar de las 40 horas actuales.
La ‘subcontratación’ de estos servicios también permitirá a la NASA esforzarse en objetivos más ambiciosos y lejanos en el tiempo: entre ellos, llegar a Marte, con el desarrollo del cohete Space Launch System y de la nave Orión. Las previsiones de la agencia para que una misión tripulada visite el Planeta rojo se sitúan en la década de 2030.
“Cuesta mucho trabajo salir de este planeta y muchísimo más llegar a Marte”, dijo Bolden.
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