El último escándalo de la egiptología ha acabado en una sonada ruptura. La misión de una universidad estadounidense, que lleva tres décadas horadando en la tierra de los faraones, anunció esta semana el hallazgo del "cementerio del millón de momias" en el desierto de Al Fayum, a unos 100 kilómetros al sur de El Cairo. Las autoridades egipcias han desmentido el descubrimiento y, en un decisión salomónica, han decidido revocar su licencia de excavación.
El equipo de la Universidad de Brigham Young, en el estado de Utah, celebró hace unos días en declaraciones a la prensa haber hallado un filón cerca de la aldea de Al Fag Gamus: una supuesta necrópolis de la que habían desenterrado hasta la fecha más de 1.700 restos de cuerpos humanos momificados. Un imponente cementerio sepultado por las arenas del desierto que, según sus estimaciones, podría albergar un millón de cuerpos humanos. La noticia corrió como la pólvora y no fueron pocos los medios de todo el mundo que, sin más, se hicieron eco del formidable hallazgo.
Mezcla de infortunio y sensacionalismo, el incidente había dado ya sus primeros pasos. "Por favor tenga en cuenta que algunas de las historias que se han publicado contienen información inexacta", advirtió el director de la misión Kerry Muhlestein en una respuesta escrita remitida a EL MUNDO. "Los resultados preliminares indican que se trata de un cementerio de periodo romano. Los enterramientos no están en tumbas sino en campos de arena. Son gente corriente y pobre pero que dedicaron una enorme cantidad de recursos para disponer de hermosos entierros", agrega.
Para cuando el profesor Muhlestein atendió a este diario, la noticia del hallazgo y sus inexactitudes estaban ya totalmente fuera de control. Y el académico trataba de achicar agua: "El cementerio está densamente poblado. Son cuadrados de 5 por 5 metros y con 2 metros de profundidad, en los que se hallan alrededor de 40 tumbas. Es muy grande y parece tener la misma densidad en todo su perímetro, por lo que la matemática sugiere que hay más de un millón de momias en el cementerio, aunque no podemos estar seguros sin concluir la exploración y el proceso de revisión académica".
Una labor de investigación que precisamente la controversia ha detenido abruptamente. El ministerio de Antigüedades egipcias, que administra con enorme celo los hallazgos arqueológicos y controla de manera estricta su anuncio a la prensa, acusa a la veterana misión de difundir "información falsa". "En la excavación no se han hallado más momias que una encontrada en 1988 dentro de un ataúd antropomorfo de madera con una máscara dorada", reveló el jefe de las Antigüedades en la zona de Fayum, Ahmed Abdel Aal, en declaraciones al rotativo estatal Al Ahram. La momia, por cierto, se exhibe en las atestadas vitrinas del Museo Egipto de El Cairo.
Desde la capital egipcia, la respuesta gubernamental ha resultado aún más contundente. El ministerio ha decidido suspender la cooperación con la misión al considerar que los egiptólogos han vulnerado las normas del ministerio de Antigüedades anunciando un hallazgo sin la aprobación del comité encargado de dar luz verde a la divulgación de los descubrimientos. Según el responsable del departamento de Antigüedades, Yusef Jalifa, lo que la misión localizó no son momias sino miles de esqueletos humanos que se hallan en muy mal estado.
En cualquier caso, no es la primera vez que una polémica similar amenaza a una misión arqueológica en Egipto. El pasado febrero medios de comunicación de todo el planeta vocearon a los cuatro vientos el maravilloso descubrimiento de una pirámide por parte de un equipo de arqueólogos en Edfú, en el Alto Egipto. Antes de que el ministerio de Antigüedades publicara un desmentido público, la misión precisó en declaraciones a este diario que "la pirámide citada se conoce desde la década de 1970". "No se trata de un descubrimiento sino de que nuestro equipo fue el primero en limpiar el lugar en 2011, haciendo visible la apariencia original del monumento", añadió la citada fuente.
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