que inspiró el premio Princesa de Asturias
El Ministerio de Ciencia denegó fondos al investigador alicantino Martínez Mójica
Creó una técnica para modificar el ADN en la que se han basado las ganadoras
Francisco Juan Martínez Mójica EFE
CRISTINA G. LUCIOMadrid
ÁNGELES LÓPEZMadrid
Actualizado:29/05/2015 01:45 horas53
Una revolución que empezó en España. Así se podría resumir la técnica que este año ha recibido el premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica. Las galardonadas son dos mujeres, especialistas en bioquímica y genómica, la estadounidense Jennifer Doudna y la francesa Emmanuelle Charpentier, pero el origen de su logro, que sirve para editar el genoma y que promete ser tremendamente útil para múltiples enfermedades, está en Alicante y se llama Francisco Juan Martínez Mójica.
El investigador español fue la primera persona que se fijó en unos fragmentos genéticos presentes en las bacterias y a los que nadie había prestado atención desde que en 1987 se descubrieron en la Escherichia coli. "En 1993 vi además que estaban presentes en las arqueas de salinas [organismos unicelulares] y también en bacterias de todo tipo de ambientes. Pregunté en muchos congresos y nadie me sabía decir. Cuando se empezaron a secuenciar genomas de bacterias, seguí investigando y vi que estaban ahí. Y era raro porque una bacteria no mantiene algo que no sea relevante", señala desde su laboratorio en el Departamento de Fisiología, Genética y Microbiología de la Universidad de Alicante.
GRÁFICO: GRACIA PABLOS
Insiste en que "su cabezonería" fue lo que le llevó a seguir estudiando estas secuencias bacterianas. "En 1995 vimos [su grupo] que eran funcionales, y en 2005 planteamos en un artículo que esos fragmentos eran utilizados como sistema inmune", recuerda. Sin embargo, esa y las publicaciones previas no fueron suficientes para convencer a los responsables del Ministerio de Educación y Ciencia para financiar proyectos para ahondar en este tema. "Les decíamos que tenía muchas aplicaciones potenciales en biociencia y biomedicina. El potencial estaba claro, pero que funcionara tan bien en diferentes células animales y tan maravillosamente en seres mayores [como los humanos], eso no lo teníamos tan claro", reflexiona este investigador alicantino de 51 años.
Sin embargo, y a pesar de no haber recibido mucha atención por parte de la Administración, Martínez Mójica no está resentido. "Al principio fue frustrante, pues la mayoría de los años no recibí financiación. Pero ver que tenía razón, que ha sido como pensaba, y que haya generado estos frutos es una gran recompensa".
No es para menos su alegría, porque su contribución fue fundamental en el desarrollo de esta técnica. Así lo confirma a EL MUNDO Emmanuelle Charpentier, que por correo electrónico y desde Estados Unidos donde se encuentra de viaje, afirma que "la investigación de Francisco Juan Martínez Mójica fue clave ya que identificó y describió una marca del ADN que es crucial para el reconoción del ADN por el sistema CRISPR-Cas9".
Los frutos pueden traducirse en los cientos de estudios que se han publicado desde 2005. Entre ellos destaca el de Doudna y Charpentier en 2012, en el que mostraron la obtención de un método artificial que imita el mecanismo bacteriano. Desarrollaron una herramienta capaz de seleccionar una parte del ADN, fijarse a él como si fuera un imán, cortarlo y reemplazarlo, con la ayuda del propio sistema de reparación celular. El método, que mantuvo el nombre con el que bautizó Martínez Mójica a la función bacteriana, CRISPR (siglas de Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats, cuya traducción no aclara gran cosa: cortas repeticiones palindrómicas agrupadas y espaciadas regularmente), es tan prometedor que se disputan su patente por millones de dólares.
El paso que dieron Doudna y Charpentier ha permitido que cientos de laboratorios se interesen por la técnica CRISPR-Cas9 debido a sus múltiples aplicaciones. Su trabajo, explica Lluís Montoliu, investigador del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), ha puesto en manos de la ciencia una herramienta que permite, de una forma versátil, sencilla y barata, "modificar los genes a voluntad, con una precisión que desconocíamos".
"Se puede hacer un modelo en animales para investigación de una forma mucho más rápida, específica y precisa", añade el investigador, que recuerda el gran potencial que tiene la CRISPR-Cas9. Coincide con su punto de vista Luis Serrano, director del Centro de Regulación Genómica de Barcelona (CRG), quien subraya que la labor de las galardonadas es "un ejemplo espectacular de cómo un proyecto de investigación básica está revolucionando la biología molecular".
Hace apenas dos años que Doudna y Charpentier publicaron sus primeros hallazgos, pero la técnica que descubrieron, señalan Montoliu y Serrano, ya está presente en laboratorios de todo el mundo que investigan su utilidad en distintas aplicaciones prácticas. "Uno de los motores que explican por qué su expansión ha sido tan rápida es lo robusta que es la técnica", señala Montoliu, que no duda en afirmar que "antes o después" estas investigadoras serán "firmes candidatas al Nobel".
"Me siento muy honrada y conmovida por recibir este maravilloso reconocimiento", ha señalado a este periódico Emmanuel Charpentier, que espera que "este premio a la ciencia básica proporcione un mensaje positivo a las organizaciones de financiaciónpara que apoyen este tipo de investigaciones y motive a las generaciones más jóvenes a seguir el camino de una carrera académica".
La investigadora francesa destaca el potencial de la técnica que no sólo permite "acelerar la comprensión de mecanismos fundamentales de células y organismos", sino que abre la puerta a la posibilidad de "acelerar el desarrollo de métodos de diagnóstico", explorar nuevos modelos de estudio de enfermedades y tratamientos y, sobre todo, permite vislumbrar la corrección de trastornos genéticos en humanos. "La tecnología se ha mostrado muy efectiva para eliminar, mutar, reemplazar y corregir genes en las células humanas, lo que aumenta las esperanzas en el campo de la medicina regenerativa", recuerda.
El trabajo de estas investigadoras va a revolucionar la terapia génica, tal y como señala Raquel Yotti, cardióloga y coordinadora del Servicio del Programa de Miocardiopatías Familiares del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. "Supone un salto sustancial para la terapia génica por su precisión para identificar el punto de la secuencia de ADN que queremos modificar y, en segundo lugar, por su sencillez. En mi campo, donde la mayor parte de las enfermedades cardiacas hereditarias se producen por un cambio en un único gen, tiene múltiples aplicaciones. No sólo estaríamos tratando a una persona con una enfermedad, sino librando a sus descendencia de heredarla".
El método CRIPR-Cas9 es, para el director del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona (CMRB), Ángel Raya, es "un buen ejemplo de cómo la investigación básica se obtienen aplicaciones muy útiles. Esta técnica abre un abanico enorme de posibilidades. Nosotros ya la estamos utilizando en el laboratorio con muestras de pacientes con Parkinson y neurofibromatosis. Queremos ver hasta qué punto las mutaciones genéticas tienen un peso en la enfermedad".
Antes de poder llevar a la práctica las múltiples aplicaciones de la técnica, Montoliu apunta que "sabemos que con ella a veces no sólo se modifica el gen que queremos, sino secuencias extraordinariamente parecidas. Todavía necesitamos entender muy bien cómo controlar estos efectos secundarios, por eso todavía es prematuro plantear su empleo inmediato en terapia génica".
EMMANUELLE CHARPENTIER
Pasión por la ciencia. La pasión por la ciencia ha guiado a Emmanuelle Charpentier por medio mundo. Nacida en Juvisy-sur-Orge (Francia) en 1968, esta investigadora se licenció en Microbiología en la Universidad Pierre et Marie Curie de París, tras lo que se trasladó a EEUU, donde continuó su formación y comenzó a trabajar en laboratorios de referencia, como el Langone Medical Center de la Universidad de Nueva York. En el año 2002, volvió a Europa para fundar su propio grupo de investigación microbiológica en la Universidad de Viena, desde donde dio el salto al Laboratorio de Infección Molecular de la Universidad de Umea (Suecia). En la actualidad, compagina este puesto con la coordinación del departamento de Biología de la Infección del Helmholtz Centre (Alemania). «La curiosidad», asegura, «siempre ha sido un fuerte motor» en su vida.
JENNIFER DOUDNA
Ingeniería de genes. Nació en 1964, en Washington D. C., pero Jennifer Doudna se crió muy lejos de allí; en un Hawaii que le hizo sentirse diferente y la empujó hacia las ciencias. Desde el instituto tuvo claro que lo suyo era la química y trabajó muy duro para labrarse un puesto como investigadora en una de las áreas que más le apasionaban: el ARN. Graduada en Harvard, trabajó en los laboratorios de dos premios Nobel, Jack Szostak y Tom Cech, hasta que sus propios hallazgos sobre las propiedades del ARN como catalizador de los sistemas biológicos la llevaron a poner en marcha, en 2002 y ya con varios premios, su propio laboratorio en la Universidad de California. En 2011, conoció en un congreso a Charpentier, y lo que comenzó como una investigación de ciencia básica, ha terminado revolucionando la ingeniería genética. Está casada y tiene un hijo.
FCO JUAN MARTÍNEZ MÓJICA
Un biólogo pionero. A punto de cumplir 52, Francisco Juan Martínez Mójica dirige el departamento de Fisiología, Genética y Microbiología de la Universidad de Alicante, donde trabaja desde finales de los años 80. Ilicitano de nacimiento, este investigador se declara un «amante de la ciencia básica» y a lo largo de su carrera ha profundizado en el conocimiento de la regulación de la expresión genética, la estructura del ADN o la organización genómica en organismos procariotas, entre otros temas. La curiosidad y la observación le llevaron, ya entrado el siglo XXI, a poner en marcha un estudio del sistema de inmunidad en procariotas basado en secuencias repetidas de ADN y lo que descubrió, el mecanismo CRISPR, ha abierto una inmensa puerta a la investigación. Desde 2008, hay un congreso monográfico anual sobre el tema.
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