El big data es hacer una fotografía, viajar, buscar trabajo o conocer gente en la sociedad 2.0, es decir, la sociedad de la información y de las nuevas tecnologías. Así pues, nuestro día a día en esta reciente aristocracia se convierte en cantidades innumerables de datos, una virtualización en cifras. Este almacén se genera mediante nuestra interacción con las nuevas tecnologías a través de páginas web, redes sociales, tecnología biométrica, movimientos transaccionales, etcétera. Pero ¿qué sucede con todo este caos de información? Pues bien, mientras disfrutamos de esta sociedad y le concedemos sin aparente cuidado nuestra vida a las recientes tecnologías, las grandes empresas la utilizan como estrategia para competir con otras grandes empresas, y así las que no se unan a la corriente de indagar en nuestras hazañas perderán competitividad y conocimiento avanzado para su negocio. Nuestros datos son el producto que las sociedades corporativas, entendidas en términos comerciales, quieren y nosotros les damos, a cambio de simples regalos como una cuenta en Google con 15 GB de espacio de almacenamiento. En mi opinión, es una transacción muy rentable para cualquier compañía. Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, afirmó que “la era de la privacidad ha terminado” y que, a su entender, los datos por defecto deberían ser públicos. Así, deduzco que él nos da el poder de comunicarnos de forma más eficiente, pero que cada uno de nosotros le damos supremacía de subastar nuestra vida al mejor licitador.—Montse Bonet Giné. Abogada especializada en la sociedad de la información y las nuevas tecnologías.
http://elpais.com/elpais/2014/10/03/opinion/1412357654_072047.html
sábado, 4 de octubre de 2014
El ‘big data’: el trueque del siglo XXI
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