A la enfermera contagiada por el virus del ébola se le han empezado a aplicar varios tratamientos, entre ellos, el favipiravir, un fármaco experimental antiviral. A principios de este año, un equipo de investigadores de varias instituciones de investigación alemanas publicó un estudio en el que contaban cómo habían aplicado favipiravir a ratones infectados con Ébola. Todos los animales sobrevivieron.
Este fármaco, aprobado en Japón para ponerse a prueba con enfermos de gripe, ya se encuentra en la segunda fase de ensayos clínicos. Esto significa que ya se ha probado en un número importante de pacientes como para descartar, al menos en parte, que sea tóxico. "Lo que no se puede saber es el efecto que va a tener en una persona con ébola, porque no se han realizado ensayos clínicos en humanos y el resultado puede ser diferente", explica César Muñoz-Fontela, investigador principal del Laboratorio de Virus Emergentes del Instituto Heinrich Pette de Hamburgo (Alemania).
Además, hasta ahora la administración de este medicamento ha sido oral. "Los enfermos de ébola tienen una diarrea bastante fuerte y los médicos tendrán que considerar si los pacientes pueden aguantar este tipo de administración", continúa Muñoz-Fontela. Ahora, el laboratorio japonés que tiene la patente del antiviral, Toyama Chemical, está trabajando para que su administración también pueda ser intravenosa, pero esa vía aún no está disponible.
Otro de los aspectos que deberán considerar los médicos que vayan a aplicar el favipiravir a la enfermera infectada es que, por lo observado en ratones, las dosis necesarias para que el tratamiento sea efectivo son muy altas. "Esto significa que necesitas una cantidad de producto muy grande y que seguramente haya que poner varias dosis al día", explica Muñoz-Fontela.
Aunque el tratamiento funcione, el investigador español aclara que no se podrá saber si la terapia con este fármaco es eficaz hasta que se lleven a cabo ensayos clínicos controlados. Pasaría como con el suero Zmapp, que curó a algunos de los enfermos que lo recibieron, pero no a otros, y en ningún caso se sabe en qué medida el desenlace dependió del tratamiento. De momento, Muñoz-Fontela explica que están a la espera de poder comenzar a probar el antiviral con monos, un paso previo a dar el salto a humanos.
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