Hace cinco años se pensaba que el urogallo cantábrico estaba condenado a desaparecer en 2030. Sin embargo, las organizaciones conservacionistas no quieren resignarse y han arrojado una luz de esperanza para esta subespecie, de la que sólo quedan unos 30 ejemplares distribuidos por un territorio demasiado amplio como para que puedan hacer una vida común y establecerse.
Para luchar contra la que parecía una inevitable extinción se han aliado la Fundación Biodiversidad y el comité científico deLIFE+Urogallo Cantábrico, quienes llevan desde 2012 centrando sus esfuerzos en recuperar el hábitat de estas aves, "modificado por ungulados silvestres (cabras, ciervos, corzos, etc.) y los efectos antagónicos de la evolución del medio forestal debido al abandono rural", según afirman los expertos que trabajan en el proyecto.
Huellas de urogallo en la nieve.LUIS ROBLES
Así, estas organizaciones han arrancado el pasado mes de octubre un plan para recuperar al urogallo cantábrico en el Parque Regional de los Picos de Europa, donde han soltado a tres hembras que se han adaptado perfectamente a la vida en los bosques. "Ha sido el resultado de un proceso de crianza muy laborioso a base de proporcionarles alimento natural, el mismo que encontrarían una vez liberadas", explicó a EL MUNDO el subdirector de la Fundación Biodiversidad, del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, y director del Comité de Gestión del proyecto LIFE+Urogallo, Ignacio Torres.
También la Fundación Oso Pardo estuvo implicada en desbroces para recuperar al urogallo, pues, según declaró su presidente, Guillermo Palomero, "es una especie emblemática del bosque cantábrico y es urgente abordar este problema, porque ha tenido una regresión galopante, pues está perdiendo población y área de distribución de forma muy rápida". Además, asegura que la disminución del urogallo continúa con una desaparición "de libro", pues ha empezado por los extremos y ahora lo hace por la zona central, de forma vertiginosa. "Hablamos de dos o tres décadas, un periodo muy corto para una extinción", concluye. Sin embargo, para Palomero "todavía hay esperanza" en las pequeñas poblaciones del alto Sil leonés y el alto Narcea asturiano.
Urogallo en la nieve. LIFE+Urogallo Cantábrico
Así todo, las tres organizaciones coinciden en que sigue existiendo una regresión, sobre todo debida al problema de variabilidad genética que implica que las poblaciones estén dispersas. De este modo, según cuenta Ignacio Torres, los centros de cría intentan aumentar "elstock reproductor" para aumentar esta tasa, que según los últimos datos no llega al pollo anual por hembra. En esto trabaja el centro de cría de Sobrescobio, en el que "mediante un programa de captura de hembras, se retiran las puestas para la incubación artificial y crianza de pollos como futuros reproductores", concluye.
Además, el subdirector de la Fundación Biodiversidad también explica que, como en todo proceso de reintroducción de especies, los centros de cría son uno de los puntos clave que se utilizan para conservar al animal en cuestión, en un proceso que estará patente hasta que se alcance una población silvestre que se mantenga estable por sí misma.
Recuperar el hábitat
En el marco del proyecto LIFE+Urogallo Cantábrico se han llevado y se están llevando a cabo múltiples acciones de conservación y mejora del hábitat de esta subespecie, principalmente con la mejora de la estructura forestal, para diversificar sus territorios, y de las arandaneras, como elemento clave en la alimentación de estas aves.
"El urogallo es una 'especie paraguas', de modo que muchas de las acciones que se están llevando a cabo para recuperar la distribución no sólo lo benefician a él, sino a muchas otras especies que comparten el mismo hábitat, como el oso pardo, la perdiz pardilla o la liebre de piornal, todas ellas en situación complicada", asegura Torres.
Área de desbroce manual.FUNDACIÓN BIODIVERSIDAD
Los desbroces y el control de depredadores y competidores en el área de reintroducción, según expertos del proyecto, "se realizan de forma controlada por las administraciones y siguiendo las directrices establecidas en los informes técnicos sobre la predación y sobre la competencia elaborados en el marco del proyecto LIFE+Urogallo Cantábrico. Las acciones, además, se someten a un programa de seguimiento que estará valorando continuamente los resultados obtenidos, así como a una evaluación por parte del comité científico de esta organización", explican.
Sin embargo, no solo es necesario controlar a los depredadores y extender el hábitat, sino que hay que preparar a las aves para que puedan identificar a potenciales 'enemigos' y puedan huir. "Se trata de un comportamiento instintivo de las especies de presa. Así que durante la cría en cautividad en el centro de Sobrescobio, donde se criaron las hembras que se han soltado, se llevaron a cabo experiencias con perros y la respuesta de los urogallos fue la esperada: de huida y de mimetizaje", asegura Torres. Además, los expertos también han podido observar el mismo comportamiento ante la presencia de rapaces que cruzan el cielo. "Ambas experiencias han permitido comprobar que la respuesta de los ejemplares criados en el centro es la adecuada", concluye.
Rapida decadencia
Urogallo en un pinar. JAVIER EZQUERRA
Los expertos aseguran que es muy difícil saber si algún día se normalizará la situación de esta subespecie. Por su parte, Guillermo Palomero, asegura que su rápido paso de una población fuerte a una mera presencia testimonial, "o casi la extinción", es un "fiel reflejo de la rapidez de su decadencia", por lo que no puede dejarse de trabajar para evitar la extinción.
Torres coincide. "Lo principal es detener la tendencia observada durante las tres últimas décadas en el descenso de sus poblaciones". Además, confía en que "todas las acciones que se han llevado a cabo en estos últimos años en el marco de LIFE+Urogallo Cantábrico comiencen a dar resultados poco a poco".
Sin embargo, este proyecto caduca en 2016. "Cuando se acabe este LIFE+ hay que continuar, seguir actuando con mucha firmeza, el proyecto lo merece", asegura Palomero.
En la Fundación Biodiversidad son optimistas. Torres declaró sin dudar que confían en que "la especie se recupere y sea de nuevo habitual ver, oír y disfrutar del urogallo en los bosques de la cordillera cantábrica".
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