viernes, 29 de mayo de 2015


Las manipulaciones que imaginó Huxley en su «Mundo feliz» ya son posibles incluso durante una siesta de 90 minutos

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Manipular actitudes durante el sueño ya no es una invención de Aldoux Huxley

Mientras dormimos el cerebro no descansa, al contrario, trabaja activamente en tareas que no puede llevar a cabo durante el día, como la consolidación de la memoria. Investigaciones recientes han demostrado que los recuerdos se pueden reactivar y fortalecer de forma selectiva durante el sueño. Los científicos saben que dormir potencia la formación de recuerdos al reactivar la actividad de las neuronas implicadas en el aprendizaje llevado a cabo durante el día. Si se asocia un sonido o un olor a una tarea de aprendizaje concreto durante la vigilia, este se puede potenciar durante la noche si ese estímulo oloroso o visual se presenta de forma repetida durante el sueño de ondas lentas.

Una investigación de la Universidad de Northwestern publicada en "Science" muestra que este método no sólo funciona para la información recientemente aprendida, sino que también puede influir en las actitudes implícitas aprendidos durante la infancia y que permanecen estables durante la vida adulta. Es decir, que esos prejuicios o sesgospueden “desaprenderse” durante el sueño. En concreto la investigación se ha centrado en los sesgos raciales y de género.

En una serie de ejercicios diseñados para contrarrestar los prejuicios típicos raciales y de género, los participantes vieron imágenes de hombres y mujeres de diferentes razas. Y como parte del entrenamiento aprendieron a asociar razas y géneros con características opuestas a los prejuicios. Por ejemplo, a asociar las caras femeninas con palabras relacionadas con la ciencia, ya que algunos estudios sugieren que los científicos son más propensos a contratar hombre que mujeres. De igual forma, las caras de hombres negros se asociaron con palabras políticamente correctas. Además, se emparejó un sonido distintivo con cada tipo de “contrasesgo”.

Después del entrenamiento, los participantes durmieron una siesta de 90 minutos, durante la cual oyeron varias veces de forma aleatoria el sonido utilizado durante el entrenamiento u otro distinto.

Poco después de despertar, y también una semana más tarde, los investigadores comprobaron que esos sesgos sociales arraigados desde la infancia, se redujeron solo cuando el aprendizaje del contrasesgo había sido reactivado durante el sueño por el sonido.

"Es algo sorprendente que la intervención basada en el sueño pueda tener un impacto que aún era evidente una semana más tarde", resalta Hu Xiaoqing, de la Universidad de Northwestern y autor principal del estudio "La expectativa habitual es que una breve intervención llevada a cabo una sola vez no es lo suficientemente fuerte como para tener una influencia duradera. Pero nuestros resultados muestran cómo el aprendizaje, incluso este tipo de aprendizaje, depende del sueño".

"Producir cambios duraderos en sesgos implícitos es un reto. Estos sesgos surgen de la socialización y son reforzados con frecuencia por los medios de comunicación", señala otro de los investigadores. Otros experimentos tendrán que examinar si estos procedimientos pueden reducir el impacto de los sesgos implícitos en situaciones de toma de decisiones importantes, añaden.

En su novela “Un mundo feliz”, escrita en 1932, Aldous Huxley, describe un mundo en el que los niños son adiestrados durante el sueño, para sentirse orgullosos de la casta a la que pertenecen y diferenciarse de las demás. Huxley adelantó casi un siglo las últimas investigaciones sobre el sueño y en concreto a esta. En un artículo publicado también en Science, que analiza este trabajo para reducir los prejuicios, dos investigadores del instituto de Psicología Médica y Neurobiología del Comportamiento de la Universidad de Tubinga (Alemania) alertan de las implicaciones éticas que puede tener.

"El sueño es un estado en el que estamos sin conciencia intencional y por lo tanto vulnerables a la sugestión. Más allá de los hallazgos expuestos por el grupo de Hu y sus colaboradores, hay que destacar las posibles aplicaciones para modificar de forma permanente cualquier comportamiento no deseado por reactivación de la memoria específica durante el sueño”, señalan el análisis de Science.

Y resalta que los investigadores llevaron a cabo la reactivación del aprendizaje para extinguir los prejuicios durante una siesta diurna de 90 minuntos. Pero es de esperar que durante toda una noche de descanso, esos efectos sean aún más fuertes, debido a los periodos más largos de sueño de ondas lentas. Además, la activación del sistema neuroendocrina durante el sueño nocturno hace que el refuerzo de la memoria sea aún más eficaz.

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